El autobús de Hazte Oír y la Drag Queen del carnaval en Las Palmas de Gran Canaria son dos de esos síntomas de la nueva oleada de sensacionalismo, amarillismo, dramatismo y espectacularidad que parece haber entrado en acción entorno al comienzo del año 2017.
Por recordar: Por un lado, un autobús de Hazte Oír color naranja con un texto en el que se puede leer: "Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen. Si naces hombre, eres hombres. Si eres mujer, seguirás siéndolo" que circulaba por Madrid. Por otro lado, Drag Sethlas gana el certamen de Las Palmas de Gran Canaria al disfrazarse de Virgen y Cristo crucificado.
Casualidad, que ambos fenómenos suceden en momentos prácticamente simultáneos y ambas noticias son ofrecidas como complementarias, la una de la otra. No cabe duda que ambas son excusas para alimentar las guerras dialécticas y enfrentamientos entre gente de derechas e izquierdas; de Iglesia y menos afines al catolicismo.
Sin duda, ambos son ingredientes que contradicen el ayuno propuesto por el Papa Francisco para el tiempo de Cuaresma. Cuaresma que inauguraron estos dos estandartes mediáticos.
Los informativos de televisión llevan toda la semana ofreciendo estas dos informaciones, mañana, tarde y noche. También los tertulianos toman estos dos fenómenos como argumentos de debate. Ni que decir tiene, que ambas cuestiones cuentan con alicientes llamativos. Son la fórmula clave para atraer visitas a los portales virtuales, para atrapar la atención y para hacer emerger sensaciones y sentimientos.
En este sentido se encuentra otra de las cuestiones relevantes de estos dos sucesos, que es que se dan en un tiempo muy marcado en el calendario español y en el católico, ya que suceden entre el día de carnaval y el miércoles de Ceniza, o lo que es lo mismo, al comienzo de la Cuaresma. Aun falta para la Semana Santa, pero ya está puesto el punto de mira e esa fecha tan especial. sobre todo desde la cofradías y en lugares donde acostumbran a preparar con especial cariño estas tradiciones. También quienes están mirando ya como disfrutar esos días de vacaciones o no vacaciones.
Fuera a parte de polémicas, puede dar la sensación de que se está haciendo un experimento con la población española para comprobar cuán de efectivo es crear acontecimientos polémicos para, ya no solo captar la atención, sino también crear enfrentamientos innecesarios entre la ciudadanía, incluso para ocultar otra serie de informaciones o noticias que sí son realmente serias.
Estamos en un momento en el que el dramatismo y la espectacularidad están a la orden del día en el ámbito mediático. Parece ser que, tanto los políticos como los periodistas han de ser hábiles en la creación de situaciones que cuenten con una estructura en la que los ascensos y descensos en la acción sean incluidas en esas narraciones con comienzo, punto medio y desenlace. Ya lo dijeron Humanes e Igartua en su libro: 'Investigación en comunicación social' y Bennett en su libro: 'Noticias. La política de la ilusión' : "las noticias son sólo idóneas si están estructuradas narrativamente" y "el valor narrativo de las noticias puede ser complementado con las cualidades de dramatismo y espectacularidad". Y aquí el dramatismo y la espectacularidad abundan.
También viene a cuento recordar la definición dada por el diccionario de la Real Academia Española al término sensacionalismo que dice, es: "Tendencia a producir sensación, emoción o impresión, con noticias, sucesos, etc". En la misma línea está la definición de la RAE para amarillismo que dice es lo mismo pero, "practicado por la prensa amarilla".
Parece que vivimos en un momento marcado por algo que va en la línea del sensacionalismo y el amarillismo, agudizado y que va en camino de convertirse la característica de este tiempo que ha comenzado sigilosamente y que ya está en plena efervescencia.
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