viernes, 31 de marzo de 2017

José María de Miguel se despide como profesor alentando al compromiso presbiteral

El sacerdote trinitario José María de Miguel impartió la que se conoce como su ‘Ultima Lectio’ en la Universidad Pontificia de Salamanca el viernes de la semana pasada. Tal y como explicó Gonzalo Tejerina Arias, decano de la Facultad de Teología de dicha academia, esta última clase impartida por el excelente ya exprofesor de Liturgia y Sacramentos en el aula magna del gran recinto que esta universidad posee en el centro de la ciudad, es un momento de homenaje, un “reconocimiento con afecto al servicio prestado”, manifestó el actual decano. El sacerdote trinitario que llegada la edad oportuna deja de ejercer como docente también ocupó otros puestos de responsabilidad en la academia católica, pues fue vicedecano durante cinco años.
Antes de nada, para abrir el acto intervino la rectora de la UPSA, Miriam de las Mercedes Cortés Diéguez. Después del decano tomó la palabra el profesor emérito Dionisio Borobio para, al igual que en su ‘Ultima Lectio’ hizo José María de Miguel, proceder él a la pronunciación de la también tradicional ‘Laudatio’, en la que calificó a De Miguel de “colega amable, colaborador activo y buen amigo”.
En la ceremonia que, contó con la asistencia de numerosas personas, sobre todo representantes del clero y alumnos del profesor ya retirado, no faltó la presencia del obispo, el de León, Julián López Martín.
La parte más destacada del acto fue la protagonizada por José María de Miguel, con un discurso centrado en “el alma de la Liturgia”. La sabiduría de este cántabro, natural de Laredo, que antes de hacer su noviciado en Salamanca trabajó como delineante industrial en Baracaldo, se pudo ver en escena por última vez en una clase repleta de asistente y de intensa atención. De Miguel quiso atinar en uno de los problemas más acuciantes de algunas de las nuevas vocaciones de sacerdotes en formación, que parecen centrarse en el ceremonial, “desentendiéndose de la pastoral social”, algo que dijo, “sería un paso atrás”. Además quiso dejar claro que “la deriva hacia el ritualismo sería la muerte de la Liturgia”. En aras de sustentar su discurso, el sacerdote trinitario hizo un recorrido histórico citando a diferentes teólogos relevantes. Con alguna de sus citas quiso acentuar el triple objetivo: pastoral, ecuménico y misionero de la Liturgia. No faltaron en las palabras de José María de Miguel críticas constructivas, como la relativa a la “carencia actual en la formación de laicos y sacerdotes”, algo relevante, pues “es necesario que lo aprendido en el aula se muestre eficaz en la celebración”, dijo. Recordó a sus homólogos sacerdotes la necesidad de la “identificación con Cristo para actuar en su persona”. Muchas más sabias aportaciones fueron las que dejó José María de Miguel en su ‘Ultima Lectio’ como que “el alma de la Liturgia es la Eucaristía, que comprende celebrar y vivir”, por esta razón quiso recordar que el presbítero “no puede ser solo un hombre de altar, ha de ser comprometido”. Además subrayó que “los destinatarios fundamentales de la evangelización son los pobres”, y aludió a las palabras del Papa Francisco que dice que “la peor discriminación que sufren los pobres es de atención espiritual”.
También se presentó el volumen ‘Glorificatio Dei et santificatio hominum’ a cargo del coordinador de la obra, Gaspar Hernández Peludo, en homenaje a De Miguel González.
El trinitario José María de Miguel dejó así una última lección magistral cargada de sabios consejos y claves para una necesaria revitalización de la Iglesia, centrando su discurso en algo tan relevante como ‘El alma de la Liturgia’.



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