miércoles, 29 de julio de 2020

El importante papel de un buen secretario al servicio de un pueblo

Los pueblos y ciudades prosperan con la labor de un buen secretario

Un buen secretario de Ayuntamiento hace fácil la vida a un pueblo, ayuda al alcalde, a los concejales, a los ciudadanos y proporciona una buena gestión.
Los pueblos y ciudades también se engrandecen, se desarrollan y prosperan con labor de un buen secretario.
Se trata de una persona que atiende a quienes le solicitan ayuda y se vuelca en la búsqueda de soluciones desde el desinterés de su puesto como funcionario municipal.
Es un profesional con formación, conocimientos y constante actualización de los mismos que brinda al lugar en el que trabaja una seguridad jurídica inquebrantable.
Un buen interventor marca la diferencia y hace que el lugar destaque por su brillante gestión.
Además puede ser que le apasione su trabajo y el lugar donde desarrolla su labor y se implique hasta el punto de saber cosas que otros desconocen como ciertos tamices de la identidad o la historia de dicho territorio. 
En algunos lugares pueden presumir de tener un ejemplo de buen secretario. 



sábado, 25 de julio de 2020

La impactante nueva realidad

Si hubiéramos dormido durante un año y despertáramos ahora, quedaríamos fuertemente sorprendidos

Cerremos los ojos y pensemos por un momento que estamos en verano de 2019, dormimos y despertamos en verano de 2020. Pensemos que el año pasado no estábamos pensando continuamente en la posibilidad de contagiarnos de un virus si nos acercamos y damos la mano a una persona que acabamos de conocer, es decir, ahora no hacemos este gesto para saludar pero hace un año dábamos la mano o dos besos sin ningún temor, ahora no podemos. El año pasado podíamos salir a la calle sin usar mascarilla. El año pasado disfrutábamos de las fiestas del verano de nuestros pueblos. Nos reuníamos en familia y nos encontrábamos en la calle y en los bares con total normalidad.
Hemos aterrizado en un 2020 horrible, la llegada del coronavirus ha marcado un antes y un después. 
Salimos a la calle con la mascarilla. Nos lavamos o desinfectamos las manos continuamente, no podemos saludar como antes lo hacíamos. Nos mantememos alejados de nuestro interlocutor. Cuantas veces se ha escuchado decir "no te acerques". Fría y cortante expresión que se pronuncia en la calle para defensa y didáctica hacia quienes no han entendido la peligrosidad del virus que amenaza a la humanidad. Porque esta situación es mundial y todos los seres humanos del planeta están pasando por esta situación que más que nunca nos hace ser conscientes de que somos vulnerables, somos humanos.
La incertidumbre es la tónica del momento. No sabemos si nos contagiaran de un virus del que se desconocen muchas cosas. Tampoco sabemos si volverá a reincidir poderosamente. Se desconoce el impacto económico que esta situación va a provocar, porque ahora vivimos en el limbo de la ignorancia. En Europa abren la hucha y reparten ahorros para gastar o ayudar como plan de choque. Se extienden las medidas proteccionistas de los grandes países e intentan generar y hacer acopio de sus propios recursos por lo que pueda pasar. 
En las calles todo el mundo usa mascarillas. Resulta triste ver los rostros ocultos tras el tapabocas, pero sobre todo genera inmensa desolación ver este trozo de tela cubriendo parte de la cara de ancianos y niños. 
Algunos vivirán su último año con este elemento de artificial que tiene como misión prevenirnos de un posible contagio, y otros, viven esta situación en una etapa de su vida clave para la formación de su personalidad. Pienso que este trauma quedará impreso en la identidad de las generaciones presentes y las futuras. No será fácil olvidar este año, y eso siendo positivos y pensando que esta situación va a quedar en el año presente. 



miércoles, 15 de julio de 2020

Vivir para subsistir

En los pueblos por norma general se vive para subsistir. Se trabaja, se obtiene un salario justo o casi que no llega a dar para vivir. Por dicha razón muchos hijos hasta edades muy avanzadas continúan viviendo en las casas de los padres. Esta es la tónica general de Castilla.
Y parece ser que ya era así antaño, a tenor de lo que cuentan los mayores. "Compré la casa con lo que gané cuando trabajé en el extranjero", o comentarios así dan a entender que quien se queda en el pueblo ni con una vivienda se puede hacer por mérito propio.
Bueno, habrá de todo, también hay quienes ni ganan porque no encuentran trabajo, salvo como temporeros en escasos meses del año o contratados por el Ayuntamiento tres o seis meses al año, eso si les toca. Otros tienen un salario más digno, siendo empleados. Luego están los emprendedores, los que viven endeudados y los que consiguen salir del paso, también los que tienen éxito y viven bien en el pueblo, pero creo que estos últimos son pocos. 



Triste y grande pérdida de patrimonio en Villoruela

Estos días se está viviendo en Villoruela un acontecimiento que hace temblar los principios de muchas cuestiones, empezando por la tan caca...