sábado, 25 de julio de 2020

La impactante nueva realidad

Si hubiéramos dormido durante un año y despertáramos ahora, quedaríamos fuertemente sorprendidos

Cerremos los ojos y pensemos por un momento que estamos en verano de 2019, dormimos y despertamos en verano de 2020. Pensemos que el año pasado no estábamos pensando continuamente en la posibilidad de contagiarnos de un virus si nos acercamos y damos la mano a una persona que acabamos de conocer, es decir, ahora no hacemos este gesto para saludar pero hace un año dábamos la mano o dos besos sin ningún temor, ahora no podemos. El año pasado podíamos salir a la calle sin usar mascarilla. El año pasado disfrutábamos de las fiestas del verano de nuestros pueblos. Nos reuníamos en familia y nos encontrábamos en la calle y en los bares con total normalidad.
Hemos aterrizado en un 2020 horrible, la llegada del coronavirus ha marcado un antes y un después. 
Salimos a la calle con la mascarilla. Nos lavamos o desinfectamos las manos continuamente, no podemos saludar como antes lo hacíamos. Nos mantememos alejados de nuestro interlocutor. Cuantas veces se ha escuchado decir "no te acerques". Fría y cortante expresión que se pronuncia en la calle para defensa y didáctica hacia quienes no han entendido la peligrosidad del virus que amenaza a la humanidad. Porque esta situación es mundial y todos los seres humanos del planeta están pasando por esta situación que más que nunca nos hace ser conscientes de que somos vulnerables, somos humanos.
La incertidumbre es la tónica del momento. No sabemos si nos contagiaran de un virus del que se desconocen muchas cosas. Tampoco sabemos si volverá a reincidir poderosamente. Se desconoce el impacto económico que esta situación va a provocar, porque ahora vivimos en el limbo de la ignorancia. En Europa abren la hucha y reparten ahorros para gastar o ayudar como plan de choque. Se extienden las medidas proteccionistas de los grandes países e intentan generar y hacer acopio de sus propios recursos por lo que pueda pasar. 
En las calles todo el mundo usa mascarillas. Resulta triste ver los rostros ocultos tras el tapabocas, pero sobre todo genera inmensa desolación ver este trozo de tela cubriendo parte de la cara de ancianos y niños. 
Algunos vivirán su último año con este elemento de artificial que tiene como misión prevenirnos de un posible contagio, y otros, viven esta situación en una etapa de su vida clave para la formación de su personalidad. Pienso que este trauma quedará impreso en la identidad de las generaciones presentes y las futuras. No será fácil olvidar este año, y eso siendo positivos y pensando que esta situación va a quedar en el año presente. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Triste y grande pérdida de patrimonio en Villoruela

Estos días se está viviendo en Villoruela un acontecimiento que hace temblar los principios de muchas cuestiones, empezando por la tan caca...