lunes, 23 de marzo de 2020

¿Estamos viviendo el fin de una era?

La crisis del coronavirus impide la comunión

Voy a divagar en este texto, en cierto modo conspirando y sacando mis propias conclusiones. Voy a especular con ciertos acontecimiento pasados y presentes, más y menos remotos o recientes. Simplemente voy a opinar, si se me permite.
Pienso que estamos ante el cambio de una era. La era cristiana da sus últimos coletazos. Vivimos en ese periodo de la historia que comienza con el nacimiento de Jesucristo, razón por la cual contamos los años desde su nacimiento. 2020 años después de Cristo se ha producido la pandemia denominada COVID19-coronavirus. Esta epidemia ha provocado la prohibición de toda acción en comunidad mediante los estados de alarma. Precisamente es la comunión el epicentro de toda celebración Cristiana. Jesucristo se movía en comunidad con los doce apóstoles. 
También, quizá por primera vez en la historia, se suspende la Semana Santa en toda España. Puede que en periodos de guerra muchos lugares no la celebraran, pero quizá otros sí. No se escenificará de este modo la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. También es destacable el papel secundario al que ha quedado relegado en estos momentos la Iglesia Católica. 
No solo es la ruptura con la comunión espiritual, sino también con la acción social de permitir la interrelación entre personas. Pues llevamos unos años de preponderancia del individualismo, las redes sociales nos conducen a ello, también los dispositivos electrónicos. E incluso parece paradójico, pero este virus que espanta al mundo, emerge en un país asiático, donde abundan creencias que impulsan a la búsqueda del encuentro con uno mismo. Estos últimos tiempos los libros de autoayuda son grandes éxitos. Todo en la linea del uno mismo, dejando un poco de lado ese aspecto grupal.
Por todo esto opino que puede ser que estemos entrarndo en una era más individualista, en la que el predominio ya no es la comunión. 

Tras la crisis del coronavirus nada volverá a ser igual

El pánico de la población quedará en el subconsciente social

El pánico, miedo, terror, temor, nerviosismo y ansiedad que esta creando la crisis del coronavirus en la sociedad va a quedar en el subconsciente social. Opino que esta situación es una especie de trauma que afecta a ancianos y jóvenes, débiles y fuertes y también a niñas y niños. Todo esto va a trascender a generaciones venideras. 
Además, como siempre se ha dicho lo peor no son las guerras, sino las postguerras, razón por la que considero que puede ser peor la postcrisis y todas las consecuencias que traiga la situación actual, las medidas que se están tomando y los efectos de toda índole.
No se puede salir de las casas y las personas no pueden interactuar. Un gesto que se ve mucho cuando dos personas se encuentran en la calle en las tareas, a parte de mantener la distancia de seguridad exigida, es el de rechazo o desprecio, cuando uno de ellos se acerca el otro se siente amenazado y dice "no te acerques". Estas medidas de prevención tornan helador el ambiente que ha enfriado las medidas que han tenido que adoptar los gobiernos y autoridades para frenar esta pandemia. 
Esta situación de reclusión, frialdad, soledad hace quizá confundir estas cuestiones con el aburrimiento. No es que no tengamos que hacer en casa, es que tenemos carencia de algo esencial para los seres humanos, que es la vida en sociedad, porque las personas somos seres sociales. Hablamos, interactuamos y necesitamos de la interacción. 
Siempre se ha oído decir que tal persona murió de pena. No me extrañaría que alguien muriera de soledad, de falta de afecto o de carencia de cercanía con otros seres humanos, porque no todo son familias que viven juntas en casa. Hay muchas personas que viven solas. También hay seres humanos que sufren depresiones, o afecciones psicológicas, también que son mas vulnerables a estas situaciones de aislamiento. 
Por otro lado, los niños están respirando de todo este ambiente y ellos van a recibir una influencia muy importante para sus vidas, dependiendo de sus edades, pues es en la infancia y juventud cuando se forma la personalidad y de todo lo que hay en el entorno se bebe para enriquecer la educación, formación y generación del individuo. 
Dejo aquí una opinión cargada de tamices susceptibles de analizar, aceptar o desmentir. 

sábado, 22 de febrero de 2020

Con permiso de a quién corresponda

Con el debido permiso de a quien corresponda me atrevo a escribir el siguiente texto, que tiene que ver con una realidad muy presente en nuestro tiempo actual. 
En momentos de la historia con restricciones manifiestas era evidente que no se podían decir ciertas cosas, o que existía incluso la censura, reconocida por los propios estamentos de gobierno y poderes. 
En el momento presente, en el se presume de transparencia, claridad, imparcialidad e incluso de igualdad de trato para todas las personas. Dudo que esto sea real. Más bien discrepo de ello. 
Por eso, mi atrevimiento al redactar lo siguiente. Pues, cuando se trata de poner la mano en el fuego lo más fácil es quemarse.
Aunque sea polémico, políticamente incorrecto, inesperado o disguste a voz de pronto a la audiencia es necesario exponer nuestro punto de vista, opinar, y poner palabras a nuestro malestar. 
En ocasiones lo socialmente aceptado puede ser errado. En la historia han existido voluntades populares que más tarde se han calificado de negativas, e incluso de nefastas. Quizá porque fueron guiadas por alguna intención manipuladora. Siempre hay intereses para desviar lo justo hacia el terreno de unos u otros. 
Lo cierto es que el conocimiento, la cultura y la educación son potentes herramientas que nos ayudan a discernir. Incluso con la práctica de estas a veces podemos caer en la tentación o en el equívoco. Otras podemos dejarnos llevar por tendencias que quizá no sean lo más correctas. 
En cambio si podemos y debemos manifestar nuestro malestar, defender nuestras ideas, ofrecer nuestros puntos de vista, exigir claridad y transparencia en asuntos públicos y avanzar en prácticas que caminen hacia la evolución social de las civilizaciones, la igualdad de derechos, la justicia y dignidad.
El camino puede no ser fácil, pero la recompensa no puede ser otra que la más positiva, aunque a veces sea a largo plazo, e incluso demasiado tarde.


sábado, 19 de octubre de 2019

El menor problema es la despoblación

El problema de la despoblación se ha convertido en un tema recurrente en España para hablar de ciertas localidades, regiones o áreas geográficas que lo sufren con agudeza. Olvidando que este fenómeno asola a toda la Península Ibérica con mayor o menor fuerza. Casi todas las provincias y ciudades de España hacen frente a este estigma, salvo casos muy concretos como el de Madrid, Barcelona y otros lugares.
Ahora se ha acuñado la expresión España vaciada, aunque suena feo por tratarse de un término tremendamente materialista. Da la impresión de que quien usa esta conjunción de palabras ("España vaciada") habla de un envase que se puede dejar sin contenido. Los pueblos que sufren el éxodo nunca quedarán vaciados, aunque las casas queden vacías y no habite ninguna persona los lugares, opino que siempre habrá un contenido histórico, espiritual, o de cualquier otra índole. Allí algún día hubo vida, vivencias, experiencias, personas que tanto aportaron. 
Pienso que el menor de los problemas de la España que sufre la despoblación es el propio despoblamiento pues se trata de una cuestión de demografía. La falta de cultura, valores, educación y otra serie de cuestiones empobrecen y agravan realmente la situación. En las zonas más despobladas se agudizan las faltas de prendimiento, de lucha por hacer cosas, unirse y poner en marcha iniciativas, por ejemplo. También hay otra serie de cuestiones, hoy día incuestionables, sino quieres ser el malo. Temas que es antisocial abordar, como  el plantear que los profesionales con empleos públicos, tipo médicos, enfermeros, maestros, funcionarios de instituciones, agentes y otros, tengan que residir en las localidades que ejercen su profesión, más si estos trabajan en pueblos.

miércoles, 17 de abril de 2019

Noticias que elevan el protagonismo de lugares o personas

Ayer fue el desabastecimiento de combustible en Portugal. Me llegó un mensaje al móvil que me parecía increíble, pues decía que el aeropuerto de Lisboa quedó sin abastecimiento de combustible a las 12 horas. Después pude comprobar las largas colas de coches esperando en las gasolineras. Portugal sin combustible por la huelga de transportistas de este preciado líquido. 
El país luso, al menos en Portugal, había conseguido quitar el gran protagonismo que Francia y París habían ganado con el incendio de la grandiosa catedral de Notre Dame. Una verdadera pérdida patrimonial pero que sinceramente no me causa pena porque al momento ya era pública la disponibilidad de millones de euros para su reconstrucción. Esta solución tan rápida no se ofrece a problemas de carácter humano que se viven en muchos lugares del mundo.
Más noticias que este año centraron el punto de atención en un punto determinado, en concreto en la pequeña localidad de Totalán fue el trágico accidente de aquel pequeño que cayo en un pozo. La esperanza de personas en países de todo el mundo era evidente. 
Venezuela también estuvo en los noticiarios con la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente encargado y el reconocimiento por parte de  numerosos países a este o a Maduro como presidente de dicha república. También este país quedó desabastecido de energía eléctrica por momentos. Una pena que esa tierra tan rica en recursos y que un día dio trabajo a tantos españoles ahora se vea en tan decadente presente.
Y como no, Donald Trump también entra en los telediarios y medios de comunicación cada dos por tres. Este señor sabe llevarse el protagonismo. Sea por cosas buenas o malas pero en el mundo se habla de Trump
Los sucesos van colocando en el escenario mediático a personajes, lugares y situaciones que hacen que el mundo mire hacia ellos y se quede con ese pequeño trocito de la gran historia del universo. Normalmente son las noticias negativas las que más fácilmente se divulgan por el mundo entero. Ellas alimentan los anuarios cronológicos de acontecimientos que más tarde harán que volvamos atrás en el tiempo y pensemos: Año 2019 el año que Guaidó se autoproclamó presidente encargado de Venezuela, el año en que la esperanza del mundo se depositaba en el rescate de Totalánel año en el que ardió la catedral de Notre Dameel año en que Portugal tuvo que declarar alerta por falta de combustibles a causa de una huelga, el año en que...



viernes, 29 de marzo de 2019

Relações Públicas Políticas

La última conferencia Doctoral en Comunicación del mes de marzo ha tenido como tema las Relaciones Públicas Políticas. Un campo de investigación interdisciplinar, a cargo de la profesora Gisela Gonçalves. 
Entre otras cosas, ofreció claves de la comunicación política y quiso dejar abierto un camino hacia diferentes formas de como mirar la comunicación política desde una perspectiva multidisciplinar. 
Gisela Gonçalves es doctora en Ciencias de la Comunicación, directora del Departamento de Artes y Comunicación de la Facultad de Artes y Letras de la Universidade de la Beira Interior.
Entre otras obras suyas, se encuentran los siguientes libros: Ética das Relações Públicas e Introdução à Teoria das Relações Públicas, según se puede leer en su perfil de la UBI.
Entorno a 20 personas, principalmente de Brasil, pero también de Portugal y España participaron en esta actividad doctoral celebrada en la denominada Sala de los Consejos. 






lunes, 11 de marzo de 2019

Generaciones en peligro de extinción

Las personas de principios, valores y palabra están en peligro de extinción. Muchas mujeres y hombres que hoy suman más de 80 años de edad se destacan por gozar de una salud admirable en humanidad, en fraternidad, y bondad. Esas personas se nos van y estamos dejando perder un legado que no queremos recibir. Además, estos seres humanos destacan por su gran sensibilidad, su intuición a la hora de detectar a las buenas personas y dedicarlas su mejor trato.
Estas personas son asiduas a aquellas de hábitos ya en desuso como confiar en la palabra, es decir, son personas de palabra: lo que dicen va a misa. Basta comprometerse con un asunto o decir algo, que lo dicho es como si estuviera bien firmado y sellado. Cumplen con su palabra hasta las últimas consecuencias. Hoy es difícil confiar en un pacto que no ha sido firmado, en incluso registrado.
La mayoría de las personas que saben bien de estas cosas ya son octogenarios, nonagenarios o gozan de más de un siglo de vida. Cada una de ellas son grandes tesoros, joyas que debemos cuidar, mimar y de las cuales aprender porque esos hábitos que ya pasaron de moda quizá son la clave de la verdadera prosperidad.

P.D.: Cabe aclarar que también hay personas con edades inferiores con muchos valores y personas más mayores que poseen menos valores. Se trata de generalizar la aparente pérdida de valores actual. Quizá estemos cultivando otros.


Triste y grande pérdida de patrimonio en Villoruela

Estos días se está viviendo en Villoruela un acontecimiento que hace temblar los principios de muchas cuestiones, empezando por la tan caca...