miércoles, 5 de agosto de 2020

Miedo en los pueblos

En las localidades más pequeñas se cuida con especial mimo el respeto a las normas sanitarias

Acudir a un pueblo en estos días y no respirar el miedo es casi imposible. Todas las localidades se han blindado con las medidas de seguridad ordenadas por los responsables regionales.
En los pueblos se cuida con especial mimo el mantener las distancias de seguridad, colocarse la mascarilla. Realizar paseos lo más alejados posible unos de otros. E incluso evitar lugares aglomerados, aunque en muchos pueblos es difícil que se lleguen a congregar un número importante de personas.
La vida de los pueblos se ha visto modificada por esta enfermedad. El coronavirus ha llegado para cambiar la vida al mundo, al menos para hacer mella y dejar una huella que será difícil de borrar. 


miércoles, 29 de julio de 2020

El importante papel de un buen secretario al servicio de un pueblo

Los pueblos y ciudades prosperan con la labor de un buen secretario

Un buen secretario de Ayuntamiento hace fácil la vida a un pueblo, ayuda al alcalde, a los concejales, a los ciudadanos y proporciona una buena gestión.
Los pueblos y ciudades también se engrandecen, se desarrollan y prosperan con labor de un buen secretario.
Se trata de una persona que atiende a quienes le solicitan ayuda y se vuelca en la búsqueda de soluciones desde el desinterés de su puesto como funcionario municipal.
Es un profesional con formación, conocimientos y constante actualización de los mismos que brinda al lugar en el que trabaja una seguridad jurídica inquebrantable.
Un buen interventor marca la diferencia y hace que el lugar destaque por su brillante gestión.
Además puede ser que le apasione su trabajo y el lugar donde desarrolla su labor y se implique hasta el punto de saber cosas que otros desconocen como ciertos tamices de la identidad o la historia de dicho territorio. 
En algunos lugares pueden presumir de tener un ejemplo de buen secretario. 



sábado, 25 de julio de 2020

La impactante nueva realidad

Si hubiéramos dormido durante un año y despertáramos ahora, quedaríamos fuertemente sorprendidos

Cerremos los ojos y pensemos por un momento que estamos en verano de 2019, dormimos y despertamos en verano de 2020. Pensemos que el año pasado no estábamos pensando continuamente en la posibilidad de contagiarnos de un virus si nos acercamos y damos la mano a una persona que acabamos de conocer, es decir, ahora no hacemos este gesto para saludar pero hace un año dábamos la mano o dos besos sin ningún temor, ahora no podemos. El año pasado podíamos salir a la calle sin usar mascarilla. El año pasado disfrutábamos de las fiestas del verano de nuestros pueblos. Nos reuníamos en familia y nos encontrábamos en la calle y en los bares con total normalidad.
Hemos aterrizado en un 2020 horrible, la llegada del coronavirus ha marcado un antes y un después. 
Salimos a la calle con la mascarilla. Nos lavamos o desinfectamos las manos continuamente, no podemos saludar como antes lo hacíamos. Nos mantememos alejados de nuestro interlocutor. Cuantas veces se ha escuchado decir "no te acerques". Fría y cortante expresión que se pronuncia en la calle para defensa y didáctica hacia quienes no han entendido la peligrosidad del virus que amenaza a la humanidad. Porque esta situación es mundial y todos los seres humanos del planeta están pasando por esta situación que más que nunca nos hace ser conscientes de que somos vulnerables, somos humanos.
La incertidumbre es la tónica del momento. No sabemos si nos contagiaran de un virus del que se desconocen muchas cosas. Tampoco sabemos si volverá a reincidir poderosamente. Se desconoce el impacto económico que esta situación va a provocar, porque ahora vivimos en el limbo de la ignorancia. En Europa abren la hucha y reparten ahorros para gastar o ayudar como plan de choque. Se extienden las medidas proteccionistas de los grandes países e intentan generar y hacer acopio de sus propios recursos por lo que pueda pasar. 
En las calles todo el mundo usa mascarillas. Resulta triste ver los rostros ocultos tras el tapabocas, pero sobre todo genera inmensa desolación ver este trozo de tela cubriendo parte de la cara de ancianos y niños. 
Algunos vivirán su último año con este elemento de artificial que tiene como misión prevenirnos de un posible contagio, y otros, viven esta situación en una etapa de su vida clave para la formación de su personalidad. Pienso que este trauma quedará impreso en la identidad de las generaciones presentes y las futuras. No será fácil olvidar este año, y eso siendo positivos y pensando que esta situación va a quedar en el año presente. 



miércoles, 15 de julio de 2020

Vivir para subsistir

En los pueblos por norma general se vive para subsistir. Se trabaja, se obtiene un salario justo o casi que no llega a dar para vivir. Por dicha razón muchos hijos hasta edades muy avanzadas continúan viviendo en las casas de los padres. Esta es la tónica general de Castilla.
Y parece ser que ya era así antaño, a tenor de lo que cuentan los mayores. "Compré la casa con lo que gané cuando trabajé en el extranjero", o comentarios así dan a entender que quien se queda en el pueblo ni con una vivienda se puede hacer por mérito propio.
Bueno, habrá de todo, también hay quienes ni ganan porque no encuentran trabajo, salvo como temporeros en escasos meses del año o contratados por el Ayuntamiento tres o seis meses al año, eso si les toca. Otros tienen un salario más digno, siendo empleados. Luego están los emprendedores, los que viven endeudados y los que consiguen salir del paso, también los que tienen éxito y viven bien en el pueblo, pero creo que estos últimos son pocos. 



miércoles, 29 de abril de 2020

El virus que paró al mundo

En la historia han existido capítulos de muertes masivas, provocadas por enfermedades, guerras u otras causas, lo que creo que quizá nunca antes había sucedido es la paralización de la actividad mundial, por suerte la no esencial. Pues desde lo que se vive en España no han cesado la producción de elementos básicos como los alimentos y su distribución y venta. 
La situación ha paralizado el continuo ir y venir de personas por el mundo, ha cesado el ocio, el turismo y la fabricación de muchas cosas. El mundo ha hecho una pausa para evitar el colapso sanitario. 
Los seres humanos hemos visto frenado nuestro desenfreno de alto consumo e incesante actividad extremadamente derrochante de los recursos naturales y los no renovables. Pero la naturaleza sigue su curso. Las especies animales son más vistas, lo que no quiere decir que sea nada malo, sino, bajo mi punto de vista, es algo muy positivo, porque quiere decirnos que ellos, los seres vivos salvajes también tienen derecho a circular libremente por la Tierra, a disfrutar de los recursos naturales. Nosotros debemos recapacitar y poner freno, pensar en las consecuencias de nuestros actos, porque nuestra acción es tan contundente, y las herramientas que poseemos son tan potentes, que somo capaces de destruir la naturaleza, pero también corremos el riesgo de autodestruirnos nosotros mismos sino ponemos precauciones a nuestra capacidad de acción.

Tiempo para la cercanía

Estrenamos un tiempo que debería ser consagrado a la cercanía, es decir, a evitar el ahorro en huella de carbono, pero sobre todo al disfrute de lo que nos rodea. Tenemos cerca innumerables elementos que se prestan a ser conocidos, valorados y sobre todo apreciados. 
Este tiempo de estado de alarma nos ha obligado a estar en casa más tiempo, conociendo el hogar y empapándonos de todo lo que tenemos en casa, así como de las personas que nos rodean. Poco a poco se quieren abrir las limitaciones, primero a nivel familiar, luego local, provincial,..
Pienso y opino que es nuestra responsabilidad evitar hacer viajes limitarlos al máximo a partir de ahora. El año pasado viajé a Marruecos en avión, y en el vuelo pensaba el derroche que hacemos de combustible con estos desplazamientos innecesarios, solamente por placer. No digo que hacer un viaje en avión cada cierto número de años no sea algo positivo, pero si considero nefasto un continuo trajín  y desenfreno de viajes al que ya estábamos habituados. Otra cosa es quienes residen en las islas, estos casos son excepciones, pero si pienso que debemos pensar de vez en cuando en el medio ambiente y las consecuencias que acarrean nuestros comportamientos. 
Conversar con cualquiera y decir que habías estado visitando tu propio pueblo, o un pueblo de tu provincia, o de cercanía, parecía que estabas comentando que no habías salido, porque con quien hablabas cuanto menos había estado en otro país, e incluso en otro continente. De hecho se había extendido la afición a coleccionar destinos internacionales, de los que muchas personas presumen en sus redes sociales, aunque sólo sea llegar a París y fotografiarse junto  a la torre Eiffel y regresar al día siguiente a casa. Algo totalmente absurdo, porque lo realmente importante es disfrutar del lugar que se visita, conocerlo, empaparse de su cultura y respetar los valores que allí se predican, para después poderlos compartir donde habitualmente vivimos, eso sí, si realmente después estamos en el lugar en el que habitamos. 
Se había extendido esa forma de residir en un lugar, trabajar en otro, veranear en otro, y pasar el tiempo libre en otro. De forma, que muchas personas parece que están conociendo ahora el sitio en el que viven. 

Es tiempo de centrarse, detenerse, poner un ojo en el cuidado a la naturaleza y vivir cuanto nos rodea, apreciar a las personas que tenemos cerca y beneficiar a la comunidad, comprar cerca de casa, consumir productos de cercanía y de temporada, intentar disfrutar de los placeres del entorno y recursos turísticos de nuestra tierra, provincia, región,.. y nuestro país.

domingo, 26 de abril de 2020

Guardados en el hogar

Los seres humanos del mundo estamos aprendiendo a estar guardados en la seguridad del hogar. La epidemia, pandemia, enfermedad o virus del coronavirus ha propiciado el efecto de resguardo social en cada una de las viviendas. 
Desde luego que no es lo mismo estar al refugio de una habitación en un piso compartido, que en una caravana, en un piso de pequeñas dimensiones, que en una vivienda grande, con ventanas al exterior, buenas vistas, o en una mansión de enorme tamaño. Pero el hogar es el lugar donde podemos sentirnos a gusto y seguros. 
También nos proporcionan sensación de seguridad elementos de protección como las mascarillas o los guantes. En momentos como este hay quienes dicen que no hay que dejarse llevar por esa sensación de seguridad, que sintamos más seguridad de la que realmente nos proporcionan dichas protecciones.
Hay que pasar este problema de la mejor manera posible, respetando normas y leyes, pero hay que tener muy presente que nuestro verdadero hogar es la Tierra. Es hora de cuidarla, respetarla y frenar con el desenfreno de consumismo irrespetuoso que veníamos empleando hasta antes de este fenómeno epidemiológico que ha parado el  mundo.
Quizá sea necesario estudiar a fondo métodos de desarrollo y evolución respetuosos con la naturaleza.

Triste y grande pérdida de patrimonio en Villoruela

Estos días se está viviendo en Villoruela un acontecimiento que hace temblar los principios de muchas cuestiones, empezando por la tan caca...