martes, 15 de marzo de 2022

La excusa necesaria para eliminar a Putín

Estos días estamos viviendo otro episodio que pasará a la historia. La invasión de Ucrania por parte de Rusia es una realidad que puede tener muchas lecturas. En estas líneas voy a ofrecer mi opinión, a sabiendas de que en este asunto son otros expertos los que están más autorizados a ofrecer información, pues en estos momentos recibimos abundantes comunicaciones, entre las cuales pueden haber falsos testimonios o manipulaciones.


Al principio, Rusia decía que estaban realizando algo similar a entrenamientos militares en su territorio cercano a Ucrania, e incluso creo haber leído o escuchado que el propio Putin o representantes del gobierno ruso, aseguraban que no iban a invadir Ucrania. 

Antes del 24 de febrero fueron abundantes los encuentros entre grandes mandatarios, sobre todo con el señor Vladimir Putin. Me llamó la atención que el mensaje más premonitorio fue el del presidente de los Estados Unidos, era el que más claro tenía lo que iba a pasar.


Por otro lado, a mucha gente no se le ha escapado un detalle. Parece ser que Rusia y China venían almacenando cereales al menos desde hace uno o dos años. Hubo quien me dijo que venía algo fuerte. 

Desde el momento en el que Rusia empezó a disparar contra Ucrania, los precios, en principio, de combustibles están elevándose. Esta semana estamos viviendo la escasez de aceite de girasol, quizá en estos promovida por la alarma creada al dar a conocer que Ucrania es un gran productor de aceite de girasol. También lo es el trigo. Sus precios también se elevaron pasando por ejemplo de un día a otro a subir más de cincuenta céntimos el litro, cuando ese mismo producto no hace mucho tiempo tenía un precio venta al público no superior a un euro.


Al hilo de esos mensajes mandados por mandatarios mundiales, destaco la coherencia del mensaje del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien según informaciones publicadas el uno de marzo, había trasmitido por teléfono a Putin su "firme apoyo", y esta misma semana, según informaciones del lunes 8 de marzo, veia bonitas las banderas de Estados Unidos junto a las de Venezuela, tras darse a conocer que  la Camara Petrolera de Venezuela puede aumentar la producción para reemplazar el crudo ruso.


Personalmente pienso que este cambio tan radical por parte del presidente venezolano se debe a algo que muy bien simplifica el refrán que dice: cuando las barbas de tu vecino veas pelar, echa las tuyas a remojar.  Pues bajo mi punto de vista esta invasión a Ucrania puede que sea la excusa necesaria para la eliminación de Putín.

 

Habrá que ver como evoluciona todo, hasta que punto aguantan en esta relativa pasividad países como Alemania, viendo como el peligro se aproxima a sus fronteras y si Rusia se conforma con la invasión de Ucrania o después de este país les quedan ganas de seguir atacando otros territorios. Es evidente que cualquier movimiento, acción e incluso palabra puede ser decisiva. Ningún país quiere incrementar la tensión porque no saben si actuar va a ser peor, es decir, si es peor el remedio que la enfermedad.


En fin esta es mi modesta opinión, con el ánimo también de dejar en este medio una pincelada de lo que pasa estos días bajo mi punto de vista.


domingo, 4 de julio de 2021

Es tiempo de disfrutar de otro modo

Es tiempo de disfrutar de otra forma, más relajada, con las personas más cercanas, tratando de evitar aglomeraciones y reuniones innecesarias.

Estamos en un momento de pandemia, por suerte parece que las cosas van mejorando, pero debemos ser generosos con los demás y con nosotros mismos. Ser responsables, significa evitar exponerse a ser vector de contagio del coronavirus. No quiero decir que vayamos a estar encerrados en casa pues no he sido partidario de esa medida ni en el tiempo de confinamiento total. Tampoco creo que sea necesario estar todo el tiempo con la mascarilla. Hay paseos en los que se ve a personas a lo lejos caminar solas con ella, a mi esa imagen me da agobio, también la de ver conductores solos en un vehículo con ella puesta. 

El problema es cuando nos dejamos llevar por la tendencia del grupo o del movimiento social más cercano y atraídos como el hierro por el imán nos congregamos en botellones, fiestas o reuniones masivas innecesarias para disfrutar de verdad, pues hay otras formas de divertirse sin necesidad de entrar en aglomeraciones. 




martes, 1 de septiembre de 2020

Una oportunidad única para reiniciar

Empecé a escribir este texto el 12 de abril. Solamente dejé el título. Pero la intención era explayarme en la posibilidad de tomar esta mala racha como una oportunidad para comenzar a hacer las cosas bien. Empezar, quizá a contaminar menos, ser más respetuosos con el medio ambiente, compartir más, ayudar, fortalecer los sistemas sanitarios y educativos. Pensar más en lo humano que en lo material.
Ese parón que por ejemplo en España, significó el estado de alarma, pudo hacer de bisagra entre un antes y un después. Ahora ya estamos emprendiendo el después, aunque quizá falte algo para que se pueda decir que volvemos a la normalidad o nueva realidad, pues quien sabe si lo de antes era más o menos normal que lo que nos espera. 
Se me ocurre esto de reiniciar, pero se pueden hacer las cosas de otra manera desde diferentes ámbitos, no sólo el mundial, político y social, sino también empezando por nosotros mismos, en nuestro hábitos de vida, reivindicaciones, actitudes y aptitudes. Quién sabe. Lo cierto es que es muy fácil decir las cosas pero luego hay que ponerlo en práctica. 

miércoles, 5 de agosto de 2020

Miedo en los pueblos

En las localidades más pequeñas se cuida con especial mimo el respeto a las normas sanitarias

Acudir a un pueblo en estos días y no respirar el miedo es casi imposible. Todas las localidades se han blindado con las medidas de seguridad ordenadas por los responsables regionales.
En los pueblos se cuida con especial mimo el mantener las distancias de seguridad, colocarse la mascarilla. Realizar paseos lo más alejados posible unos de otros. E incluso evitar lugares aglomerados, aunque en muchos pueblos es difícil que se lleguen a congregar un número importante de personas.
La vida de los pueblos se ha visto modificada por esta enfermedad. El coronavirus ha llegado para cambiar la vida al mundo, al menos para hacer mella y dejar una huella que será difícil de borrar. 


miércoles, 29 de julio de 2020

El importante papel de un buen secretario al servicio de un pueblo

Los pueblos y ciudades prosperan con la labor de un buen secretario

Un buen secretario de Ayuntamiento hace fácil la vida a un pueblo, ayuda al alcalde, a los concejales, a los ciudadanos y proporciona una buena gestión.
Los pueblos y ciudades también se engrandecen, se desarrollan y prosperan con labor de un buen secretario.
Se trata de una persona que atiende a quienes le solicitan ayuda y se vuelca en la búsqueda de soluciones desde el desinterés de su puesto como funcionario municipal.
Es un profesional con formación, conocimientos y constante actualización de los mismos que brinda al lugar en el que trabaja una seguridad jurídica inquebrantable.
Un buen interventor marca la diferencia y hace que el lugar destaque por su brillante gestión.
Además puede ser que le apasione su trabajo y el lugar donde desarrolla su labor y se implique hasta el punto de saber cosas que otros desconocen como ciertos tamices de la identidad o la historia de dicho territorio. 
En algunos lugares pueden presumir de tener un ejemplo de buen secretario. 



sábado, 25 de julio de 2020

La impactante nueva realidad

Si hubiéramos dormido durante un año y despertáramos ahora, quedaríamos fuertemente sorprendidos

Cerremos los ojos y pensemos por un momento que estamos en verano de 2019, dormimos y despertamos en verano de 2020. Pensemos que el año pasado no estábamos pensando continuamente en la posibilidad de contagiarnos de un virus si nos acercamos y damos la mano a una persona que acabamos de conocer, es decir, ahora no hacemos este gesto para saludar pero hace un año dábamos la mano o dos besos sin ningún temor, ahora no podemos. El año pasado podíamos salir a la calle sin usar mascarilla. El año pasado disfrutábamos de las fiestas del verano de nuestros pueblos. Nos reuníamos en familia y nos encontrábamos en la calle y en los bares con total normalidad.
Hemos aterrizado en un 2020 horrible, la llegada del coronavirus ha marcado un antes y un después. 
Salimos a la calle con la mascarilla. Nos lavamos o desinfectamos las manos continuamente, no podemos saludar como antes lo hacíamos. Nos mantememos alejados de nuestro interlocutor. Cuantas veces se ha escuchado decir "no te acerques". Fría y cortante expresión que se pronuncia en la calle para defensa y didáctica hacia quienes no han entendido la peligrosidad del virus que amenaza a la humanidad. Porque esta situación es mundial y todos los seres humanos del planeta están pasando por esta situación que más que nunca nos hace ser conscientes de que somos vulnerables, somos humanos.
La incertidumbre es la tónica del momento. No sabemos si nos contagiaran de un virus del que se desconocen muchas cosas. Tampoco sabemos si volverá a reincidir poderosamente. Se desconoce el impacto económico que esta situación va a provocar, porque ahora vivimos en el limbo de la ignorancia. En Europa abren la hucha y reparten ahorros para gastar o ayudar como plan de choque. Se extienden las medidas proteccionistas de los grandes países e intentan generar y hacer acopio de sus propios recursos por lo que pueda pasar. 
En las calles todo el mundo usa mascarillas. Resulta triste ver los rostros ocultos tras el tapabocas, pero sobre todo genera inmensa desolación ver este trozo de tela cubriendo parte de la cara de ancianos y niños. 
Algunos vivirán su último año con este elemento de artificial que tiene como misión prevenirnos de un posible contagio, y otros, viven esta situación en una etapa de su vida clave para la formación de su personalidad. Pienso que este trauma quedará impreso en la identidad de las generaciones presentes y las futuras. No será fácil olvidar este año, y eso siendo positivos y pensando que esta situación va a quedar en el año presente. 



miércoles, 15 de julio de 2020

Vivir para subsistir

En los pueblos por norma general se vive para subsistir. Se trabaja, se obtiene un salario justo o casi que no llega a dar para vivir. Por dicha razón muchos hijos hasta edades muy avanzadas continúan viviendo en las casas de los padres. Esta es la tónica general de Castilla.
Y parece ser que ya era así antaño, a tenor de lo que cuentan los mayores. "Compré la casa con lo que gané cuando trabajé en el extranjero", o comentarios así dan a entender que quien se queda en el pueblo ni con una vivienda se puede hacer por mérito propio.
Bueno, habrá de todo, también hay quienes ni ganan porque no encuentran trabajo, salvo como temporeros en escasos meses del año o contratados por el Ayuntamiento tres o seis meses al año, eso si les toca. Otros tienen un salario más digno, siendo empleados. Luego están los emprendedores, los que viven endeudados y los que consiguen salir del paso, también los que tienen éxito y viven bien en el pueblo, pero creo que estos últimos son pocos. 



Triste y grande pérdida de patrimonio en Villoruela

Estos días se está viviendo en Villoruela un acontecimiento que hace temblar los principios de muchas cuestiones, empezando por la tan caca...